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EXPECTACIÓN POR APERTURA DE FOSA EN QUE ESTARÍA EL CUERPO DE GARCÍA LORCA


MADRID/GRANADA.- En la madrugada del 18 de agosto de 1936, un mes después de comenzada la Guerra Civil española, varios hombres fueron fusilados por los franquistas y arrojados a una fosa común en Alfacar, cerca de Granada, en el sur del país.Los verdugos se ensañaron especialmente con una de sus víctimas, a la que escupieron entre burlas. Era Federico García Lorca, el más grande de los poetas españoles del siglo XX, autor de obras tan hermosas como el "Romancero Gitano" o "Poeta en Nueva York". Apenas tenía 38 años.Su delito: Ser republicano, poeta del pueblo y homosexual. "Ha hecho más daño con su pluma que con una pistola", decían los militares que apoyaban al que se convertiría durante casi cuatro décadas en el dictador del país, el general Francisco Franco.Lorca, uno de los grandes exponentes de la Generación del 27 junto con sus amigos Salvador Dalí o Luis Buñuel, fue fusilado en una zona llamada Fuente Grande. "Dale café, mucho café", fue la orden en clave con la que el general Gonzalo Queipo de Llano mandó ejecutarlo."Acabamos de matar a Federico García Lorca. Yo le metí dos tiros en el culo por maricón", se jactó su asesino, Juan Luis Trescastro, en el Bar "Pasaje" de Granada.Antonio Machado recordaría después: "Se le vio, caminando entre fusiles/ por una calle larga,/ salir al campo frío,/ aún con estrellas, de la madrugada./ Mataron a Federico/ cuando la luz asomaba./ El pelotón de verdugos/ no osó mirarle a la cara./ Todos cerraron los ojos;/ rezaron: Ni Dios te salva!/ Muerto cayó Federico/ sangre en la frente y plomo en las entrañas./ Que fue en Granada el crimen, sabed,/ pobre Granada!, en su Granada".Esta semana, 73 años después de ese crimen, aquella fosa en el Barranco de Víznar va a ser abierta, en virtud de un acuerdo al que llegaron con la Junta de Andalucía los familiares de algunos de los que se presume fueron enterrados con el poeta.Los trabajos se llevarán a cabo alejados de miradas indiscretas, bajo la protección de una enorme carpa que ya ocupa el paraje, hoy convertido en parque y en el que una sencilla piedra al lado de un olivo recuerda al autor de "La casa de Bernarda Alba" y a sus compañeros de infortunio. "A la memoria de Federico García Lorca y de todas las víctimas de la Guerra Civil", reza la inscripción.Se sabe que junto con el autor fueron enterrados el maestro republicano Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas. Recientemente se supo, sin embargo, que también podrían yacer allí el inspector municipal de tributos Fermín Roldán y un restaurador granadino, Miguel Cobo Vilches, muerto en 1937.Pero la gran incógnita es si Lorca realmente está en aquella fosa. Sus herederos -en concreto, sus seis sobrinos- se oponen a que el cuerpo, de hallarse allí, sea "removido".Sin embargo, la familia se reserva el derecho de identificarlo mediante un cotejo de ADN si lo consideran oportuno.Esta postura dista de la que mantenían hace poco más de un año, cuando la sobrina-nieta del poeta, Laura García Lorca, anunció tras una negativa de muchos años que ya no impedirían la exhumación. En aquel entonces fue el juez Baltasar Garzón el que ordenó la apertura de la fosa, en el marco de una investigación de los crímenes del franquismo que luego no prosperó.La familia del autor de "Bodas de Sangre" argumenta que su oposición se debe a que no quieren que Lorca destaque por encima de otras víctimas anónimas -se habla de varios centenares- en aquel paraje."Lo que queremos es defender la dignidad y la memoria de nuestro tío", dicen. Por si acaso, los herederos del poeta y dramaturgo lograron que la zona fuera declarada un cementerio, de manera que sus restos podrían permanecer allí.Pero hay quienes piensan que el verdadero temor de los sobrinos es que se abra la fosa y el cuerpo de Lorca no esté allí, ya que eso alimentaría todo tipo de conjeturas que ya llevan tiempo circulando. Se especula, por ejemplo, con que la familia recuperó el cuerpo poco después de la ejecución y que lo enterraron en la Huerta de San Vicente, donde hoy se encuentra la casa-museo del autor. Otros afirman que en realidad no fue fusilado y que murió en 1954, después de quedar mudo..."Todo eso es absolutamente disparatado", sostiene Laura García Lorca. "Incluso se dijo que el cuerpo está oculto en mi casa de veraneo en Nerja", critica.Lo cierto es que, en opinión de algunos expertos, los restos de Lorca podrían ser reconocidos a simple vista, ya que el poeta tenía dolicefalia, es decir, un cráneo más grande de lo normal. Algo similar ocurre con el cuerpo de Galindo, "el maestro cojo de Pulianas", al que le faltaba una pierna. Pero también los familiares de éste se oponen, de momento, a la exhumación. Los descendientes de las demás víctimas, en cambio, la apoyan.En todo caso, el pacto de confidencialidad suscrito con el gobierno andaluz estipula que sólo se harán públicos los datos que las familias permitan.Esta incertidumbre carcome a muchos expertos y también a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que lleva años abriendo fosas en busca de las 120.000 víctimas de la Guerra Civil que todavía yacen en zanjas y cunetas a lo largo y ancho del país.Para esta asociación, Lorca es el mayor símbolo de la represión franquista. "Él se merece un funeral de Estado", dice su presidente, Emilio Silva.Así lo cree también el hispanista irlandés y biógrafo de Lorca, Ian Gibson, que lleva décadas dedicado al estudio de su figura y que en 1971 descubrió el lugar donde se presumen los restos del poeta gracias a las revelaciones que le hizo Manuel Castilla, "Manolo el Comunista", el hombre que lo enterró aquel día de agosto de 1936."Los Lorca creen que el desaparecido más célebre y quizás más llorado de la Guerra Civil, el segundo embajador de España más importante después de Miguel de Cervantes, es de su propiedad", critica. "Pero no es así. Lorca no pertenece a su familia, sino a la humanidad"."Queremos saber si lo torturaron, si le reventaron el cráneo con la culata de un fusil, como se ha alegado. Defraudarnos a estas alturas, escamotearnos la verdad, no decirnos, como mínimo, si ésta o no está, sería de una crueldad indecible", sostiene Gibson.
Fuente: DPA

Comments

Anonymous said…
Pues han quedado en ridículo todos, empezando por los que hicieron el parque mortuorio en Alfácar y siguiendo por los "investigadores". Ahí no es que no estuviese Lorca...es que no había ni un cuerpo, ni uno. ¿Y si ahora dedicamos los millones a cosas con más sentido? ¿Y si nos dejamos de buscar huesos de literatos y pintores y los leemos y estudiamos más? Ya sean Velázquez, Lorca...o Muñoz Seca, que ese sí se sabe dónde está seguro.

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